Debía llegar a Ourense en el tren de las nueve, pero, por un inusual atraso, llegué en el autobús de medianoche; me recibieron un frío espantoso y una terminal trémula. Ale llegó como veinte minutos después, pero a pie, aún le faltaba el coche, así que la recepción fue como en los viejos tiempos: una … Sigue leyendo Cerca de la frontera
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