Vivo no muy lejos de un albergue de peregrinos. Los veo allí todas las tardes descansando en las escaleras de piedra, a pocas cuadras de la Plaza Mayor; esperan que abran las puertas y los dejen entrar. Algunos dicen hacer cuarenta kilómetros por día, cuando las jornadas todavía son frescas y no hay olas de … Sigue leyendo El breve camino
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