El leviatán y la isla

(Presentación de «La isla devorada Antología de cuento breve cubano contemporáneo»)

Foto en el stand de Nueve Editores durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá

¿Qué cosa es una isla? ¿Dónde vive la serpiente? ¿Por qué la serpiente se muerde la cola? Por qué dicen que Cuba es un cocodrilo si yo creo que la mayoría de las veces es una serpiente. Verdaderamente no lo sé, pero el libro que sostiene mi mano, es un libro honesto, una simple respuesta al cocodrilo, a la serpiente. Comenzando por el título la intención ha sido provocar a todos, desde el intelectual, hasta el hombre que en el boulevard vende ropa, zapatos y pitusas, porque todos, absolutamente todos a un nivel esencial entienden que cosa es ser devorado, estar devorado.

Es probable que el vendedor no lea este libro, pero es posible que el título le resuene en la cabeza, como la campana de un templo que la hacen redoblar tan duro que el péndulo raja el metal y el timbre se rompe.
«La isla devorada: Antología de cuento breve cubano contemporáneo» es un libro mínimo, como casi todo lo contemporáneo, pero es un libro máximo como el gentilicio de Cuba. Esta es la expresión viva de 34 voces, que sin miramientos en vanidades literarias se integran en un peregrinar narrativo, y hasta poético, cuya intención es descifrar un país, y un género insular. No crean ustedes que las islas dentro de las islas son imposibles, ni que a base de gritos durante muchos años se ha conectado este micro mundo.
Mi plena intención como antologador del libro fue desde un principio, lanzar puentes, construir túneles, al fin y al cabo hacer caminos, crear una forma más rápida y directa de llegar al cuento breve, al minicuento. No creo que las páginas que componen este libro, ni la muestra de obras que aquí aparece, sean el ejemplo definitivo, o la guía completa del género; sino que es a juicio de los editores, y mío propio, una muestra fehaciente del talento de los autores nacionales en este género, y una representación multicultural isleña digna de ser conocida en todo el mundo.
Los temas que se tratan son amplios, algunos prácticos alimenticios, otros políticos carnales. Cada historia esboza la vida y la muerte, lo paranormal y lo cíclico, lo conocido y lo desconocido, lo real y lo cercano, el migrante y el deportado, lo fantástico y las gallinas, Harry Potter y los San Fermín, el pan de la bodega y el boxeo. Todos los textos gritan ser ciudadanos de una isla, pero una sin nombre, totalmente nueva, recompuesta, redefinida, porque el cuento breve es un artilugio, alquimia literaria.
A los textos se integran ilustraciones originales, obras pensadas para ellos y casi pareciera que textos creados para las obras. Cada dibujo se refugia nuevamente en el recurso de lo mínimo y en su trazo ser percibe el lápiz, el común lápiz que se desgrana en estas historias para servir de estandarte al “reino de la sugerencia y el placer”, como lo define Raúl Brasca.
Tomó tres años de trabajo, una pandemia de por medio, y la migración de un país para sacar adelante este proyecto. Agradezco a Nueve Editores, a Editorial Avatares, a Jonathan por perseverar conmigo, a Ágata por abrirle las puertas a la idea, a mi mamá y a mi hermano por aguantar al escritor inmerso en la hoja, al compilador consiente que busca lo perfecto. Agradezco a Luis Yussef y a su Luz por traer los ejemplares a Cuba. Agradezco a Javier y Andy, por su trazo continuo. Agradezco a los autores que no desesperaron, que tuvieron fe y paciencia. Agradezco a Dios, porque qué sería de mi sin Dios.
En fin, queda demostrado que estas historias se le escaparon al Leviatán, escaparon de su boca, y por si solas sobreviven, crecen, se multiplican y se lanzan al mar, a buscar ellas al Leviatán para al final, después de la cacería, engullirlo hasta tener nosotros un nuevo libro, una nueva y más grande isla.

https://nueveeditores.com/producto/la-isla-devorada

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