Tres cuentos y el inicio de otro (señales de «El milenio del rumor»)

Canibalismo
El náufrago después de la tormenta fue a recalar a las orillas del Sahara. Solo, hambriento e insolado, no le quedó otro remedio que adentrarse en el desierto. Errante, pasó dos años buscando salir de las dunas. Cuando logró ser rescatado, contó que, para sobrevivir, tuvo que comerse su sombra.

El aviso del cisne
Claudio, acompañado solo por la madrugada y el sonido de los grillos, fue hasta la radio de la casa. A tientas, tropezando con todo, logró llegar hasta el aparato. El súbito calor de abril había hecho que todas las ventanas estuvieran abiertas. Se podía sentir la noche, el rocío y la neblina del campo. La luna se colaba por momentos, y los mosquitos se mantenían lejanos. La ciénaga estaba tranquila. El muchacho prendió el aparato, y lo más bajito posible, comenzó a buscar las emisoras prohibidas. En uno de los crepitares y crujidos, pudo escuchar una voz. Con precisión milimétrica, movió el botón hasta capturar la frecuencia. ¡Usted está escuchando Radio Swan, la voz de América Libre! Aquel anuncio quebró la paz. Nervioso, pensó que la voz había viajado hasta el pueblo cercano. Para prevenir, llegando casi a la mudez total, pegó la oreja al aparato. Con el mismo tono de euforia el locutor gritaba: Hoy Cuba será libre.
Fue cuando Claudio vio por la ventana un avión liberando un ramillete de paracaidistas. Justo en ese momento, en la radio, comenzaba a emitirse una publicidad de Coca-Cola.

El milenio del rumor – booktrailer

Ojos abiertos
Cuando Juana supo que su hora habría de llegar pronto, hizo lo mismo que había aprendido de su madre: encomendó su alma a Dios, logró rezar un Padrenuestro y se persignó tres veces. Percibía a la muerte rondando.
La mujer había descubierto en su vejez, que su mayor desgracia había sido nacer en una isla del tercer mundo. Quizás por eso nunca había sido muy feliz, pero habiéndose conformado con esto, lo único por lo que había rogado para el día de la hora infinita, era que no se llevaran la luz. Tenía pavor de la oscuridad. La asustaba tanto que, de niña, se había comprado un reloj fosforescente, para que le hiciera compañía en las noches más negras.
Al sentir la muerte moviéndole la cama, mandó a llamar a sus hijos; quería verles el rostro por última vez. Cuando ya las voces familiares estaban cerca, una negrura súbita se precipitó sobre ella. Como ya no contaba con su reloj fosforescente, se murió con los ojos abiertos, esperando la luz.

A qué hora viene mi hermano
La brisa del mar rara vez se cuela tan adentro en la ciudad. Es extraño sentir el olor a salitre; a veces, es solo el hedor a gasolina y humo. Quizás en eso la gentil Habana no sea tan gentil; pero el pequeño Gustavo solo comprende que el aire lo despeina y le hace tambalear la bola de helado en su cono. Pronto llegará el invierno, pero uno que ni siquiera le hace mella al calor del trópico.
Es una mañana densa, todo el mundo corre en la ciudad. Hay rumores. Gente armada en las montañas, dicen. Quizás por eso hay viento, algo nuevo se avecina. Un par de periódicos pasan arrastrados por la ráfaga. un par de señoras se sujetan los vestidos y alguna que otra hoja se cuela por entre sus piernas. Los titulares perturban a la mamá del pequeño y acelera el paso; el miedo le brota discreto. El niño, arrastrado por la mano, corre dándole lengüetazos a su cono.
Avanzan un par de cuadras por todo Zanja buscando el Barrio Chino. Curiosamente, la calle se ha vaciado y lo que antes parecía un enjambre de hormigas locas sin rumbo, se ha disipado hasta quedar el metódico paso de algunos ancianos, y la mirada inquieta de algunos hombres conversando en las esquinas. Gustavito se percata de que, poco a poco, el helado se derrite y gran parte queda amelcochada en su boca y hecha grandes chorros sobre su abriguito. Su mamá, en un acto reflejo, lo mira y le pelea por el embarro, le estruja la cara con un pañuelo y siguen caminando. Algo del día la perturba.
· 35 ·
—¡Acaben de matarme, cojone’! —El grito rompe la brisa, la ciudad y los rumores.

(…)

El libro estará disponible para la compra a partir del 5 de abril en la web de la casa editorial 9 editores. https://nueveeditores.com/

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2 comentarios

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